Aromas de Baloncesto

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Aromas de Baloncesto

Aromas de Baloncesto

Esta época del año es propicia para tomar un respiro, y con sus momentos de desconexión, te llegan unos agradables aromas de baloncesto.

Reparas en cosas que quizás no te habías planteado hasta ahora, cosas muy simples, a las que posiblemente le habías dado vueltas antes, pero no habías terminado de darles forma y ordenar en tu cabeza.

Centrándonos en nuestro deporte, ¿Que es lo que nos hace identificarnos, con tanta pasión, a algo que no deja de ser un hobby, pero que nos atrapa y atrapa irremediablemente?

La verdad es que en un país dominado por el fútbol, que alguien se aficione por otros deportes, el baloncesto en este caso, no deja de ser paradójico, y seguro que siempre hay una historia más o menos curiosa detrás.

¿Por qué nos gusta el BALONCESTO?

En mi caso, echando la vista atrás y con mucha melancolía, el primer contacto y recuerdos de baloncesto me vienen del ya tristemente desaparecido Torneo de Navidad del Real Madrid, y sus retransmisiones en TVE.

Era una época en la que iba de vacaciones a Diezma (Granada), mi tierra natal, y allí nos juntábamos, mis abuelos, tíos, padres y hermanos, delante de la TV para ver a unos tipos con nombres “rarísimos”, como, Clifford Luyk, Wayne Brabender , Walter Szczerbiak , y algunos ya no tan raros como Emiliano, Rullán o los hermanos Ramos y Paniagua y tantos y tantos otros, donde no existía el tiro de 3, ni estaba permitido colgarse del aro al hacer un mate.

Aromas del baloncesto: Wayne Brabender
Wayne Brabender.
https://es.wikipedia.org/

Imágenes en blanco y negro de jugadores que no me parecían reales, y que en algunos casos, pasado el tiempo, he tenido el privilegio y la suerte de conocer en persona, charlar con alguno de ellos, de sus anécdotas, sus experiencias y la verdad es que ha sido todo un placer.

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Me enganché a ese baloncesto, un deporte único, en el que se podía ganar un partido en segundos, que ya dabas por perdido, y viendo la gran deportividad que se respiraba en las canchas, donde se reconocían todas las faltas, fueran o no lo fueran, con el brazo arriba y sin apenas  protestas a los árbitros. Para mí, esta deportividad, en líneas generales, sigue siendo santo y seña de nuestro deporte en la actualidad, y es que el baloncesto es una máquina de hacer amigos, rivales en la cancha, pero amigos para siempre.

Después llegaron, Delibasic, Corbalán, Fernando Martín, Petrovic, Sabonis, etc, etc. Una pléyade de jugadores, algunos ya tristemente desaparecidos, a los que he disfrutado en vivo y en directo durante su magnífica carrera, que mantuvieron  y aún mantienen, viva en mí, la llama del baloncesto.

Con la fe de los conversos, año trás año, me situaba delante de la televisión para ver este gran espectáculo. Acudían grandes jugadores, como los citados, pero también grandísimos equipos de club, universidades americanas de muy alto nivel, y hasta selecciones potentes, como la URSS o Yugoslavia, antes de que la NBA  arramblase con todo, y por extensión, también con este torneo.

Esto era baloncesto profesional, pero a nivel más modesto, creo que tienes que estar implicado emocionalmente de alguna forma, para que algo te acabe llenando.

En mi caso, el catalizador fue mi hermano José Manuel, Jose para la familia y Chema para los amigos, el tipo es incombustible, con más de medio siglo a sus espaldas y ahí lo tienes, con achaques, pero jugando y esforzándose, aun hoy, como si fuera un chaval. Empecé a verle jugar, y me encantó el ambiente que se respiraba a estos niveles. Yo, bastante joven por esas fechas, y como alguien que nunca jugó en serio al baloncesto, vi claro que si alguna vez tenía hijos, los iba a encaminar hacia este deporte, que ya tanto me apasionaba.

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Llegó el momento, y a mis dos hijos los introduje en este mundillo, tal y como previamente había pensado. Huelga decir que por más empeño que pongamos los padres, si a ellos no les gusta, es mejor que lo dejen. Yo tuve la suerte de que a ambos les gustó mucho y ahí siguen hasta la fecha.

Alarcon
Paco Alarcón, de pie, el primero por la izquierda

Los dos, Rubén y David, comenzaron con Paco Alarcón, un histórico del baloncesto de Parla, una persona maravillosa, ya tristemente fallecido, que dirigía por aquel entonces un modesto club, el Sur Villayuventus, y con el que empezaron a sentir ese saborcillo tan agradable del deporte y la competición.

Después, a un ritmo vertiginoso, llegaron bastantes éxitos, algunos con los que en principio ni llegué a soñar, alguna desilusión también, esto es inevitable, pero en fin, se puede decir que he sido afortunado de saborear muchas más alegrías que decepciones.

A toro pasado mi consejo para los padres, si es que soy alguien para dar consejos, es que nunca fuercen las cosas, que estás lleguen de forma natural, lo contrario, solo lleva a frustraciones, de ellos mismos y de sus hijos.

El Presente

En resumen, muchas vivencias, que te hacen un fan incondicional de este deporte, y ahora de propina, se me presenta Parla Básquet, un reto complicado y a la vez ilusionante , donde un grupo de gente, de amigos, que llevan el baloncesto en la sangre, comandados por mi hermano Juan Antonio, Antonio para la familia, y  Juanan, para el resto, nos hemos propuesto poner nuestro deporte, a la altura de lo que una ciudad como Parla se merece.

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Aromas de BALONCESTO

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Los minutos previos al comienzo del partido, las últimas instrucciones, el salto inicial, el bote del balón, el choff de la red con una canasta  limpia, el olor a zapatillas quemadas, el sonido de la bocina, júbilo. “Aromas de Baloncesto” que siempre van en tu equipaje.

En la vida, siempre hay momentos donde tienes que elegir bando, y yo en el deporte, hace mucho que elegí el mío.

La historia continua…

Bueno, si has llegado hasta aquí, mi agradecimiento, por perder unos minutos de tu tiempo leyendo estas cuatro líneas, que espero que al menos te hayan entretenido.

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Eugenio Martínez

Dedicado a todos, los que están y a los que se fueron, en especial a mis padres Antonio y Rosa, acompañándome en la vida y en esta apasionante aventura. 

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